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Historia del Puerto Deportivo de Marbella

Una parte fundamental y que tanta importancia ha tenido en el desarrollo de Marbella ha sido la zona denominada de La Marina, que venía a comprender la franja de playa, de apenas un kilómetro de longitud, que se extiende de este a oeste desde la desembocadura del arroyo de la Represa al desaparecido puntazo de la Fontanilla.

Durante el siglo XVIII se edificaron en dicha zona los almacenes, y se construyó el fuerte de San Luis, que posteriormente se dinamitaría por los franceses durante la guerra de la Independencia. A finales del siglo XVIII se describe como un pequeño núcleo de almacenes con extensas cubiertas de tejas moriscas y curiosas escalerillas para acceder a las plantas altas.

En el siglo XIX La Marina pasaría de ser un espacio básicamente comercial a pescador y que contiene una agrupación humana, la cual, a falta de otro hábitat, utiliza como vivienda –ciertamente en condiciones infrahumanas- los viejos almacenes de vinos y pasas.

A finales del siglo XVIII el Ayuntamiento reclamó por primera vez a las autoridades permiso para construir un puerto en La Marina, un proyecto que resultaba vital para la ciudad.

Los planos de la proyectada obra se firman en La Carraca (Cádiz) el 13 de Marzo de 1793. El diseño es de Tomás Muñoz que recién había concluido las obras de protección de las murallas gaditanas. El Puerto marbellí iba a contar con dos espigones, uno a Levante, que se iniciaba en la punta de El Fuerte de San Luis, y otro a Poniente, más pequeño, que se iba a situar justo donde hoy está el Club Náutico. El primero estaba rematado con una plataforma semicircular en la que se preveía colocar una batería de seis cañones.

Pasarían veinte años, cicatrizada ya la Guerra de la Independencia, para que el Departamento Universal de Marina desempolvara estos planos. Las obras del puerto se inician el 8 de Julio de 1.818, pero dificultades financieras obligan a suspende los trabajos.

Doscientos forzados, por merced del rey Fernando VII, reanudan las obras en 1.819. Su labor era hercúlea ya que los penados cumplían entre otra penosas funciones la de arrastrar las grandes piedras que la obra precisaba desde la cantera situada en Guadalpín hasta La Marina, utilizando como medio de transporte unos grandes cajones. A los problemas de financiación que se reeditaron, se sumaron los propiamente técnicos porque los movimientos de las arenas del fondo, impulsadas principalmente por el Levante, esterilizaban el esfuerzo al aterrar la parte construida.

El final no pudo ser mas desesperanzador: en 1.830, cuando el muelle menor sólo alcanzaba la longitud de unos 100 metros, se dieron por vencido y los trabajos se suspendieron definitivamente.

Quedaría así el famoso muelle de piedra, un modesto espigón en la playa marbellí, que posteriormente sería reutilizado para, ya en época reciente, construir -esta vez sí de veras- el Puerto Deportivo.

La Marina también será indirecta protagonista del desarrollo de la industria férrica, al instalarse sobre la playa de La Marina un muelle de hierro en el que uno de los primero ferrocarriles industriales españoles, descargaba el mineral procedente de las minas en los barcos que atracaban en la rada, hasta que fue puesto en servicio la instalación de descarga por vagonetas mediante un cable (de ahí su nombre), situada a Levante y que aún continúan en pié las pilas de apoyo. Este muelle de hierro fue posteriormente desmontado y retirado.

En 1.957 se fundó el Club Marítimo de Marbella justo en el arranque del muelle de piedra, el cual fue prolongado, formando un dique de abrigo que se cerraba con otro perpendicular a la línea de costa, situado a poniente del mismo, a la altura de la Fontanilla. Se creaba así una zona de agua abrigada que servía para fondeo de pequeñas embarcaciones deportivas, contando con un pequeño muelle al que se trasladaban los tripulantes mediante botes auxiliares.

Esta instalación primitiva fue completándose con diversas instalaciones, un muelle para una estación de suministro de combustible para embarcaciones, una rampa con torno para varada y botadura de embarcaciones, hasta que en 1.976 se presentó un proyecto redactado por D. Alberto Díaz Fraga por el que se solicitaba autorización para ejecutar las obras correspondientes a los pantalanes y locales comerciales, las cuales terminaron de ejecutarse en 1.980, configurándose el puerto deportivo con la disposición que actualmente conocemos.

En 2.002-2.003 se procedió a realizar las obras de adecuación y acondicionamiento de las distintas instalaciones y servicios portuarios a fin de ofrecer a los usuarios del mismo las mejores prestaciones adaptadas a las necesidades actuales.